Por fin llego el esperado y temido día de las verificaciones
técnicas. Con más miedo de vergüenza salimos del hotel, y nos dirigimos a un
recinto que había dispuesto la Organización como centro de verificaciones
técnicas, salida oficial. Al lado de un
polideportivo habían colocado numerosas carpas donde iban realizando las
verificaciones a varios equipos a la vez.
Llegado el momento, no hubo ningún problema. Salvo las
bengalas, que según una persona de la organización, las nuestras no eran
válidas. Curioso cuanto menos, pues llevábamos las mismas que Xavi y Guillem,
ya que nos las habían comprado ellos XD.
La cosa se saldo con 60 € por dos bengalas, que hoy en día cogen polvo
junto a las otras dos que les compramos a los chicos del equipo TUOMAH. ¡Si
alguien las quiere aquí están!
En cuanto a las verificaciones técnicas del coche, no hubo
ningún problema, y según podemos entender, los mecánicos franceses quedaron
encantados de lo limpio y bien cuidado que teníamos el motor de nuestra
PUCELETA. Total, pasamos sin problema las verificaciones técnicas, y en el
transcurso de estas, es cuando conocimos al resto de los españoles. Con los
chicos del equipo FOONING nos quedamos alucinados con su pedazo de coche, y el
interior que le habían montado ellos mismos, que nos pareció el de una nave
espacial.
A los chicos del Pais Vasco les conocimos teniendo unos pequeños problemas con la gente de la organización. (Ellos como de camino a Algeciras pasaban por casa, no habían llevado parte del material a las verificaciones, lo que les costó un buen disgusto en forma de viaje de ida y Vuelta a sus casas a recoger todo el material, para pasar las verificaciones técnicas el día siguiente antes de la salida).
Pasado el día de las verificaciones, en el que tuvimos que
estar en el recinto más de 6 horas hasta que nos dejaron marchar, nos marchamos
al Hotel a descansar, pues el día siguiente era el gran dia. Llegaba el día de
la salida. Al que estuvo a punto de ser El Fatídico día…
Sin los nervios del día anterior de saber si nos darían el
coche de paso para participar en el RAID, y con el dorsal ya en nuestra Puceleta,
todo parecía perfecto, y vivíamos una mañana de fiesta, con los 400-500 4Latas
que salían desde San Juan de Luz haciendo una salida del raid espectacular, 500
Claxons sonando a la vez..(de los cuales más de 200 eran la canción de La
Cucaracha, que terminamos por odiar.), con todo el mundo dando sus luces y
todas las parafernalias posibles que tuvieran en el coche para hacer más
vistosa la salida, llegó nuestro turno. Salimos eufóricos con nuestros gorros
de granjeros en la cabeza, pitando y con los focos halógenos que teníamos
acoplados a la baca puestos. Ayyy los focos……
A los dos km de la salida, en la primera rotonda llegó el
momento fatal. Mientras tomaba la curva, vi como salía humo de la parte
izquierda del pequeño salpicadero de la Puceleta. Sin saber en un primer
momento que podía ser, pare a toda prisa en un aparte que había a 3 metros de
la rotonda. Ahí ya nos dimos cuenta, se estaba quemando el salpicadero, y se
estaba quemando, porque el cable que subía a los focos del techo estaba completamente
incandescente. Miedo. Gracias a Dios, tuvimos una reacción bastante rápida, y
aun sin tener ni pajolera idea de mecánica, unimos conceptos rápido y separamos
trabajo rápidamente. Mientras abrí el capo, Miky se bajó a desconectar la
batería, y yo me hice con el extintor, para intentar apagar rápidamente el
fuego que se estaba creando en el cableado de los focos halógenos. Se estaba
quemando todo el cableado del bajovolante. Cableado importante, pues por ahí
pasan todas las conexiones eléctricas del coche. Pero lo que más nos preocupo
en ese momento es que el cable del foco halógeno pasaba un poco por el maletero
de nuestra PUCELETA, lleno de cajas de cartón repletas de material deportivo,
además de todo nuestro equipaje, y el
material mecánico…Todo un poco bastante inflamable…
Y quien nos iba a decir que inflamable significaba flamable.
Tocaba análisis de situación y revisión de daños: Situación;
aparcados en una cuneta a menos de 3 kilómetros de la salida, y sin saber si el
coche podría volver a andar, los cables del bajovolante estaban totalmente
pelados, y no teníamos ni idea de si habría alguno destrozado por el fuego.
Daños; los focos totalmente out. Los cables no se sabía, y lo peor, nuestra
moral por los suelos, pues pensábamos que nuestra aventura había terminado a 3 kilómetros
de la salida. Sin ni siquiera haber
visto la arena del desierto en fotos. No podíamos estar más de bajón. Llamamos
a la Organización totalmente preocupados, y con el curioso sistema de buzón de
voz para dar aviso de un problema mecánico, No sabíamos si esa especie de
francés que chapurreábamos con los nervios, quería decir quien éramos , donde
estábamos, que problema teníamos, o si ni siquiera estábamos hablando en
francés y en su lugar lo hacíamos en Klingon. Esperamos durante una larguísima
hora a que apareciese algún mecánico. La cara del mecánico cuando apareció y
vio el problema no fue buena, y nuestra primera pregunta fue clara. ¿¡Se puede
arreglar!? ¿¡Llegaremos a Marruecos!?. Ni sí, ni no, ni todo lo contrario nos vino
a decir con un gesto muy francés. Más acojone a la mochila. Total, después de
otra hora de arreglos del coche, reparando todo el cableado del bajo volante,
probamos el coche, y………………………… afortunadamente funcionaba.
Con las gónadas en la garganta continuamos el viaje, y con algunas
bajas en nuestro coche: Habíamos perdido el ventilador, habíamos perdido los
focos, el reloj y el mechero que nos habían instalado los chicos del Juan de
Herrera, y el limpiaparabrisas, según palabras del mecánico francés: “Sóloment
absoluta nesesario” . No eran muy buenas noticias, pero sí lo era que el coche
siguiese andando, asique emprendimos el camino hacia donde habíamos empezado 3
horas antes y sólo 2 km después de la salida: Nos esperaba Valladolid para
descansar y hacer noche en nuestras casas a medio camino hasta Algeciras.
El camino hacia casa fue tranquilo, si no fuese porque desde
el percance teníamos el corazón a 150 pulsaciones por segundo, y cualquier
ruido era motivo de alarma social en nuestro coche. Si le sumáis que la
PUCELETA no es el vehículo más silencioso del parque automovilístico, os podéis
imaginar nuestro grado de tranquilidad. Menos mal que el RED BULL nos calmaba
un poco…jajaja.
A la noche por fin llegamos a casa, tocaba avituallamiento
en forma de tortillas de patatas y filetes de pollo! ;) . Y descansar, que al
día siguiente nos esperaban 766km hasta Algeciras.
Y desde ya os adelantamos que no fueron para nada
tranquilos….
¡Mañana os dejaremos por aquí otro nuevo capítulo!
CAPITULO 4: De Valladolid a Algeciras, todo recto y en las
curvas giras.